Los hongos, el rol que ocupan en la naturaleza y su importancia para las economías rurales
Por Josefa Krstulovic Matus
Curadora de colecciones etnográficas del Museo de Historia Natural de Concepción
El invierno trae consigo lluvia y humedad, que provocan cambios en el medio y que impulsa la proliferación de distintas especies. En este contexto surge la reflexión acerca de las interacciones socioambientales que emergen de las estaciones.
En esta época fría, una posición protagónica la tienen los hongos, especies socio-ecológicamente reconocidas como imprescindibles en nuestro planeta, y que precisamente crecen entre el otoño y parte del invierno.
Pero, ¿qué sabemos acerca de los hongos? Lo cierto es que fue recién en 1969 que R. H. Whittaker establece el sistema de clasificación de los cinco reinos, en el cual se incluyó al Reino Mycota - lo que conocemos hoy como el Reino Fungi-. Hoy sabemos que existen por lo menos 1.5 millones de hongos en el planeta, de los cuales se conocen alrededor del 4% a nivel mundial. Sin embargo, poco sabemos de los usos y alcances de ese 4%, a pesar que ya hemos obtenido grandes logros y beneficios de lo poco que sabemos, como su uso antibiótico (penicilina) y para la fermentación (levadura).
Las características geográficas de Chile permiten la coexistencia de una gran variedad de especies del Reino Fungi, tanto endémicos, como el Cortinarius magallanicus; nativos, como el famoso Changle; y cosmopolitas e ingresados, como la Amanita muscaria.
"Chile, con su gran diversidad de hábitats, que van desde la tundra y los pastizales, pasando por el bosque templado valdiviano, el bosque esclerófilo mediterráneo y el desierto, posee un abanico ambiental único en el cual los hongos prosperan" (Furci, 2013, p.13)
Es en los bosques donde nos han demostrado su vital relevancia, ya que junto con las bacterias, son los grandes recicladores que degradan la materia orgánica, función vital al momento de mantener activos los flujos de nutrientes en todos los ambientes terrestres y acuáticos de la Tierra. Esta característica recicladora es la que permite devolver a la naturaleza los nutrientes que habían sido absorbidos por las plantas. (Furci, 2018)
Los hongos establecen con la vegetación y los animales diversos tipos de asociaciones simbióticas, incluyendo mutualismos, comensalismos y relaciones patógenas en detrimento del hospedero. (Lodge, 2001)
Algunas especies micorrícicas se encuentran dentro o sobre las raíces de las plantas enlazados en una profunda simbiosis (Neves, 2018), que permite el intercambio de nutrientes. Los hongos que establecen esta simbiosis reciben carbono de las plantas hospederas y las plantas reciben principalmente fósforo y nitrógeno a través de las hifas asociadas (Perez-Moreno y Read, 2004). Tales características hacen que los hongos tengan un rol fundamental en los ecosistemas: son los encargados de proveer vida al bosque.
Algunas especies forman una red o micelio que permanece oculta dentro de un sustrato todo el año, y que surgen como callampas y otras formas, solamente en la fase de reproducción sexual del organismo (Furci, 2013). Es en ese momento en el que se da la recolección de estas especies, la interacción más común que tenemos como seres humanos con los hongos, obteniendo directamente beneficios de ellos.
Un antiguo vínculo
Desde el periodo mesolítico -aunque posiblemente desde el paleolítico-tenemos evidencia científica de la estrecha relación de nuestra especie con los hongos. Estas evidencias arqueológicas nos han permitido conocer más sobre sus usos. Primero, su uso doméstico, medicinal y sagrado. Ejemplo de ello son los petroglifos en Siberia y algunos pictograbados encontrados en el Sahara y España, que evidencian el uso de los hongos neurotrópicos en las prácticas tradicionales (Guzmán, 2016). Otro conocido y popular caso es Otzi, en donde junto a sus restos óseos, localizados en la frontera entre Austria e Italia, se hallaron dos especies de hongos, uno yesquero -para hacer fuego- y hongos de abedul -especie antibiótica- (Becerra, 2007).
El segundo ejemplo lo ubicamos dentro de nuestro mismo territorio, ya que existe evidencia del uso en la dieta diaria que le dieron y le dan hasta hoy, la mayoría de los pueblos indígenas presentes en Chile. Muchos estudios se han enfocado en los hongos utilizados por los grupos étnicos Aónikenk, Selk'nam, Yagan, Kawésqar y Haush que habitaron en la Patagonia Austral .
La recolección y la caza son las formas más prístinas de obtención de alimentos. Reflexionando sobre las sociedades cazadoras-recolectoras, el antropólogo Tom Ingold (2000), profundiza en la comprensión que tenían y tienen estas sociedades del entorno, las que carecen del dualismo ontológico occidental, traducido como la dicotomía moderna de naturaleza y cultura.
Ante esto, Ingold (2000) señala que tanto la recolección como la caza son operaciones que tienen lugar en la naturaleza, que consisten en interacciones entre organismos humanos con ´necesidades´ y recursos ambientales, con el potencial de satisfacerlas. Una vez extraídos los recursos, pasan al dominio de la sociedad, y su distribución se basa en un esquema de compartir
Si bien, Ingold habla desde la esencia de la caza y la recolección de comunidades que subsisten a través de ellas, cabe preguntarse ¿cómo se concibe la recolección en la sociedad productora occidental? y ¿a qué dilemas y problemáticas se enfrenta?
Sabemos que hoy en día la recolección de hongos comestibles, así como de diversos recursos que se pueden extraer del bosque y otros ecosistemas, además de proveer alimento a las familias recolectoras, se ha convertido en una importante fuente de ingresos para las economías familiares y locales campesinas, tanto en Chile como en distintas regiones del mundo, al consolidarse como un producto cotizado para la gastronomía, permitiendo una comercialización cada vez más abundante. (Alvarado-Castillo y Benítez 2009).
Hoy, la recolección de hongos comestibles se ha visto reducida ante las diversas problemáticas y conflictos socioambientales que enfrentamos como sociedad, como el cambio climático, la deforestación e incendios forestales, aumentando con ello la precariedad en el desarrollo de esta micro economía.
¿Cómo socavan hoy en día las familias recolectoras el impacto socioecológico de la modernidad? Sin duda, dicho cuestionamiento conlleva a reflexiones que ponen en tensión la relación naturaleza-cultura, que ha sido generalmente entendida de manera dicotómica por la racionalidad moderna capitalista. Esto nos invita a pensar en nuevas racionalidades, saberes e imaginarios, "otras formas" de concebir el entorno, relaciones humano-naturaleza basadas en el respeto y la convivencia que hoy se dan así en este territorio y en nuestra región, experiencias de las que hoy podemos y debemos aprender.
Referencias bibliográficas utilizadas
Alvarado-Castillo, G. y Benítez, G. (2009). El enfoque de agroecosistemas como una forma de intervención científica en la recolección de hongos silvestres comestibles. Tropical and Subtropical Agroecosystems, 10, 531-539.
Becerra, D (2007). Las setas y los hongos en el Mundo Antiguo. España, Las Palmas de Gran Canaria: Anroart Ediciones.
Domínguez, E. (2010). Flora de interés etnobotánico usada por los pueblos originarios: Aónikenk, Selk'ham, Kawésqar, Yagan, Haush en la Patagonia Austral. Dominguezia, 26(2), 19-29.
Furci, G (2013). Guía de Campo Hongos de Chile Volumen 1. Santiago: Fundación Fungi.
Furci, G (2018). Guía de Campo Hongos de Chile Volumen II. Santiago: Fundación Fungi.
Guzmán, G (2016). Las relaciones de los hongos sagrados con el hombre a través del tiempo. Anales de Antropología, 30(1), 134-147.
Ingold, T. (2000). The Perception of the Environment: Essays on Livelihood, Dwelling and Skill. London: Routledge.
Lodge, J. (2001) Diversidad mundial y regional de hongos. En H.M. Hernández, A.N. García Aldrete, F. Álvarez y M. Ulloa (comps.), Enfoques contemporáneos para el estudio de la biodiversidad. Instituto de Biología (pp. 291-304) Ciudad de México, México: UNAM.
Neves, M., 2018. Introducción. En: G. Furgi, (Ed.), Guía de Campo Hongos de Chile II, Santiago, Chile: Fundación Fungi.
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