Análisis de obsidianas revelarían antiguas dinámicas de poblamiento en la región
Alberto Pérez, antropólogo argentino, doctor en arqueología e investigador asociado de la Universidad Autónoma de Chile, se encuentra analizando, con la colaboración del antropólogo físico Juan Francisco Reyes, un muestreo de las obsidianas que contienen las colecciones del Museo de Historia Natural de Concepción.
Ello como parte del proyecto “Obsidian data base”, que desarrolla a través de Heritage Analytics, y que busca analizar la geoquímica de las obsidianas de sitios arqueológicos ubicados en Biobío, Ñuble y Linares, con el fin de develar las dinámicas del poblamiento y el uso que las poblaciones más antiguas de la zona daban a este recurso.
Alberto Pérez destacó que esta investigación considera trabajo en sitios sobre los que no existen publicaciones y cuyas colecciones están resguardadas en distintos museos y respecto de los cuales existe un vacío de información.
Para el análisis geoquímico de las muestras de obsidiana se está utilizando un analizador en tiempo real XRF portátil, no destructivo, de última generación, que permite obtener datos de la composición de las obsidianas, lo que podría servir de guía para inferir su fuente de origen.
Pérez indicó que este trabajo partió el 2018 con los primeros análisis en la Patagonia argentina, pero se hizo más sistemático este año y hoy se visualiza como un proyecto internacional. Su objetivo es colaborar con los distintos proyectos de investigación e instituciones relacionadas.
Eduardo Becker, director del Museo penquista, destacó el aporte que este tipo de investigaciones tienen para seguir reconstruyendo el pasado de las antiguas poblaciones de la zona. "Una de nuestras tareas, como institución patrimonial, es aportar y facilitar el trabajo de los distintos equipos de investigación que buscan respuestas en los objetos que forman parte de las colecciones".
Obsidiana
Es un vidrio volcánico natural que posee propiedades de alto interés para las poblaciones del pasado, que le daban usos materiales y simbólicos. Posee un brillo singular y es una excelente materia prima para tallar instrumentos bifaciales como puntas de proyectiles y cuchillos.
Para algunos investigadores se trata de un bien de prestigio, pues por su escasez y variaciones de color, pudo existir selectividad de ciertas obsidianas sobre otras. “En definitiva, estas piezas permiten materializar prestigio y relaciones sociales”, puntualizó Alberto Pérez.
Hay obsidianas de la estepa argentina, presentes como herramientas desde isla Mocha, en la costa pacífica, hasta el Golfo de San Matías en la costa atlántica, es decir, es un material que ha circulado de costa a costa.
Durante los últimos mil años las sociedades se comienzan a complejizar y eso se puede observar en la disponibilidad, distribución y movilidad de la obsidiana, pues su acceso se hace más restringido y su uso más especializado.
Existen vestigios que nos hablan de un uso de hace 11.500 años y también se han encontrado restos en fuertes españoles, que nos hablan de datas más recientes que pueden llegar al siglo XIX.
Primeros resultados
Alberto Pérez reveló que los primeros resultados nos permiten ver que las antiguas poblaciones tenían acceso al menos a fuentes distintas de obsidiana, una de los cuales estaría en Maule y al menos otra más en Argentina. Existen otros dos grupos geoquímicos cuyo origen se estaría tratando de detectar dentro del territorio chileno.
“Al parecer hay un acceso directo a fuentes de obsidiana y pensamos que podrían estar cerca. En las colecciones hemos encontrado restos de obsidianas que resultan del trabajo en talleres para la reducción de núcleos, que posteriormente podrían haber sido trasladados a otros puntos para trabajar más específicamente en la elaboración de las herramientas”.
Los investigadores señalaron que el saber dónde llevaban esta materia prima es parte de lo que hoy está en estudio. Además, los primeros resultados les han permitido observar la provisión secuencial de procesos, lo que devela una logística en el trabajo.