Su nombre hace referencia a las actuales flautas de chinos presentes en la tradición central y se relaciona con el sonido “acatarrado” que produce. Este sonido surge gracias al “tubo complejo” que posee, heredado de la tecnología andina. Además, su agujero de digitación (propio de la organología local), permite variaciones tímbricas y tonales que producen un tipo de timbre ornitofónico.