Desastres socio-naturales como los terremotos de 1939 y 1960, incendios y abandono provocaron la desaparición de edificaciones patrimoniales y lugares significativos para la comunidad penquista durante el siglo XX.
Ejemplos de ello son el Palacio Consistorial que albergó a la Municipalidad de Concepción; las torres de la Antigua Catedral; y la Caja Nacional de Ahorros, edificios que se demolieron después de sismos.
El abandono es patente en el puente carretero que se derrumbó a causa del terremoto de 2010, al igual que el antiguo teatro y oficinas de administración de la Universidad de Concepción que se vendieron a privados y fueron demolidas posteriormente.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que el descuido y las escasas políticas públicas de conservación patrimonial contribuyen a su vulnerabilidad y reducen espacios significativos locales, como ha ocurrido en Concepción (2000).
La circulación actual de postales de la colección con estructuras desaparecidas, remite a esfuerzos comunitarios y académicos de fijar en la memoria espacios significativos en la historia regional y estudiar el patrimonio arquitectónico penquista.
En La reconstrucción del Gran Concepción: territorio y catástrofe como permanencia histórica, Aliste y Pérez analizan la indiferencia de las autoridades regionales y su impacto en las políticas de prevención frente a desastres.
Este desinterés induce a la repetición sistemática de los errores y a la ausencia conductas preventivas a largo plazo ante las catástrofes, que se vincula directamente con el modo en que la sociedad se relaciona con su pasado (Aliste & Pérez, 2012:202).